Un matrimonio de Hierro...

Que matrimonio en esta tierra desea siempre que permanezca ese amor y cariño que se expresaron y prometieron desde el día que se unieron delante de Dios o quizás solo lo hicieron ante la ley, sin embargo ante el creador de la vida están desarrollando una unión la cual se menciona en la escritura:

Así que no hay más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Mateo 19: 6

Intentamos como matrimonio en nuestra buena voluntad y en la medida de nuestras posibilidades llevarnos bien y enfrentar los problemas y situaciones, perdonándonos como dos niños y hermanos que se pelean y al siguiente día están más juntos que el anterior, que si en un momento dejamos entrar la envidia, el egoísmo, la suposición, los malos entendidos, la escasa comunicación y la falta de detalles, son como aquel monumental castillo, si sus cimientos se destruyeran, se vendría también abajo todas sus paredes y estructura.

Cuantos desearíamos tener un matrimonio sólido que soporte todo tipo de pruebas por las inclemencias y circunstancias, como las tormentas, parecido a un matrimonio de hierro. Ese matrimonio estable, solido, que al pasar los años se hace más sólido que ningún extraño enemigo (persona o divorcio) por más astuto lo puede derribar, así se introduzca por el lado más oculto y estratégico, Es el que puede llegar a una vejez tal y como inició puro y sincero, con amor y comprensión, con perdón y humildad, aceptación y deseos de mejora y superación.

El verdadero secreto se encuentra en que ese matrimonio vive en medio una persona más y maravillosa. 

¡Espera no pienses mal!... 

Es el creador de la vida que en su inicio creó al hombre y del hombre creó a la mujer, es el único que debería estar en medio de él, en sus decisiones, proyectos, validando cada una de sus acciones y respaldándolas, cuando se separan por las actividades diarias de la vida yendo con cada uno a la vez y acompañándolos. Es el matrimonio sólido que no existe hipocresía, mentiras, ni falsedad, ni el yo pensé, o yo creía, o supuse, o tu...(alguien) me dijo, se me pasó, lo olvidé, y tantas cosas no certeras más, que solo destruyen en su mal uso junto con ese miembro de nuestro cuerpo que menciona el libro de Santiago: en su capítulo 3 versículo 5 : Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

El matrimonio de Hierro es el que desarrolla una estrecha comunicación y pone siempre las cartas en la mesa y aclara las situaciones con una blanda respuesta, aunque no guste al otro conyugue y hasta se tenga que quedar callado, tragando y pasándose el coraje, pero acepta sus propios errores; en respuesta el conyugue le ayuda a mejorar y rectificar hasta lograrlo juntos; como un gran equipo de trabajo, en comunicación constante, como la torre de control de un aeropuerto que ayuda en esa delicado movimiento, a que el avión logre su aterrizaje perfecto, como una gran empresa con sus áreas de trabajo y juntas logran sus grandes proyectos y salen adelante en todo, analizando los errores de los proyectos anteriores y metas no logrados aprendiendo juntos para lograr los futuros.

Es el matrimonio de Hierro que solo se puede formar y constituir de la mano de su propio Creador, el Dios del universo y con la siguiente recomendación a los dos, si esto lo lleváramos a cabo como el mayor proyecto a futuro en corto y largo plazo, nuestros matrimonios serían verdaderamente  matrimonios de Hierro:

Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.

Efesios 5:25-33

Bendiciones en el matrimonio de Hierro...

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