Le entregas tu vida, tus años, tus fuerzas, tus anhelos, tu experiencia, tus triunfos, tu tiempo, tu salud, tu bienestar, tu esfuerzo, tu optimismo, tu emprendimiento, tu proactividad, y recibes muchas cosas materiales buenas, trofeos, reconocimientos, becas, herencias, y hasta pueden inmortalizarte con una estatua en el lugar mas reconocido, visitado, concurrido y maravilloso del planeta ¡es excelente! pero ¿es suficiente todo eso? Se puede oír muy ambicioso...

Por supuesto que si a todo esto le agregas algunas cosas anteriormente mencionadas...

Lo que tu Creador te da... 

A Tu Creador, le das tu corazón, le sirves, lo reconoces, te arrepientes de tus ofensas y pecados, aceptas su obra sacrificial redentora de su hijo en tu vida, al reconocer que no es por tus propios méritos si no los de El, en la cruz. 

Te da paz en la angustia, felicidad aunque todo parezca no ir bien, esperanza y fortaleza, cuando todo parece derrumbarse; te capacita, te afina y pule en medio de la prueba, como se prueba el oro afinado y al final como al carbón en bruto que fue sometido a diferentes temperaturas y  soportó; luego es terminado, pulido y formado en un hermoso diamante para habitar en su reino Celestial eternamente, después que abandones el recipiente el cual te presto mientras pasaste tu vida en la tierra. Aunque parezca muy alucinante y metafórico, lo dice un gran manual escrito por siglos.  

Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que le aman.  (1 Corintios 2:9)

Ahora respóndete a ti mismo como en una subasta...

        ¿Quien da y dió mas por tu vida?

¿No es trascendente? Descúbrelo tu mismo ¡donde dice esto, hay un manual de vida!

 ¡Para eso y mas fuiste hecho y pensado!